Valis
La radio volvía a sintonizar, eso era todo un cambio, volvíamos a escuchar voces de personas, canciones aleatorias (y algunas de nuestro desagrado) y propagandas sobre productos que nunca consumiríamos, hasta a ellas las extrañábamos.
El primer poblado en el cual paramos a nuestro re aprovisionamiento lo hicimos muy rápidamente, algo de alimentos, una que otra cosa anote, alguna que otra cosa rica, agua y seguimos nuestro camino hasta alejarnos todo lo que pudimos llegando de noche a otro poblado, este ya con aires de ciudad.
Este lugar tenía varios negocios famosos, hasta Dinners, comimos allí para recordar viejos tiempos cuando estaba con Abu. La nostalgia me invadió y envié un mensaje con mi computador a mi viejo compañero que decía.
“Estoy vivo, llegare pronto al paso de frontera este, te saluda y extraña Qwon Pan Do”
Y rápidamente me responde
“Tanto tiempo, se te extraña montón, ya tengo tu dirección agendada. Acá todo se puso raro a tu partida y el pueblo necesito un súper héroe para que las cosas se encaminaran, obviamente yo ocupe ese lugar. Sabes, no se que hiciste conmigo pero ya no soy el de antes, ahora soy mucho más fuerte, más rápido mucho más todo, te lo agradezco. Tendríamos que vernos, no te parece”
Cosa que respondo
“totalmente de acuerdo, cuando termine mi asunto de los templos de aquí nos encontraremos. Te quiere Qwon Pan Do”
Los cortos mensajes fueron respondidos rápidamente y no hubo más luego de mi segundo por un buen tiempo. Urusangal estaba en sus deberes de todo matón, busco sus cervezas para beber y proveerse y comió tanta carne como le fuera posible.
Aquel Dinner no diferenciaba mucho del que ya conocía, es más parecía ser duplicado exacto, solo los rellenos de las ropas de las empleadas parecían diferentes. Luego de comer fuimos a un herbario a por un buen shampo, para mí y un buen jabón, para el. Yo lo elegí uno de color verde y frescos aromas, el de Urusungal creo que era de manzanas, o al menos se le asemejaba mucho.
El hotel no era especialmente de lujo, pero era lo suficientemente bueno para que nos sintiéramos cómodos. Su lobee de madera y dorado, como lo llamaba yo a los lugares decorados con madera color oscuro y cobre. Nuevamente elegimos una sola habitación, camas separadas. Nuestro cuarto era en el segundo piso, y nomas al entrar arroje toda mi ropa, que no era más que un pantalón, unas botas y una camisa a la cama y me metí al baño, allí me quite lo que cubría mis partes nobles. Me puse debajo de la ducha, la prendí, destape mi shampo y comenzó un delicioso, lento y tibio baño. Me tome todo el tiempo que desee, no me apuraba por nada, nada me perturbaba, era un relax total. De tanto en tanto captaba una riza de Urusungal que le parecía jocoso por algo del televisor. Luego de enjaguarme todo el cuerpo quede de aspecto extraño. El pelo al parecer en el frio me había crecido un poco y hacia extrañas hondas cuando estaba mojado. Yo, cama, no había muchos objetivos más al salir entre vapores del baño dormí muy profundamente sabiendo que no habría nada que me molestaría. Soñé, no recuerdo con que y la verdad ni supongo con que, porque si hubiera sido con el comandante protagonista de mi exploración onírica me hubiera levantado muy inquieto, pero me levante muy plácidamente, aun de madrugada. Salí de la habitación en busca de algo de alimentos para encontrarme con las sorpresa que a la cocina le faltaba horas para que la encendieran. Sin mucha preocupación pregunte por algún quiosco y me hice a la calle.
El lugar era muy turístico y agradable, de tanto en tanto veía gente caminando, más de día averiguaría porque este pueblo tan alejado del llano era famoso.
Al llegar al quiosco, un veinticuatro horas, compre una bolsa llena de comida, tanto para mí como para mi compañero, una botella de exquisito licor de naranja y un boleto de lotería, necesitaba algo de dinero, se me estaba acabando. Pagando todo con mi tarjeta me despedí del lugar y vi en la calle a un perro pequeño que me causara tristeza su aspecto, además de estar muy sucio parecía enfermo, así que lo oculte en mi mochila y lo lleve a la habitación. Allí lo bañe con mi champo y luego de secarlo bien le di de comer, este parecía muy gustoso y contento con todo lo que hacía, y yo lo estaba en su compañía, luego comenzó al curación. Utilice para recomponerlo la niebla verde y cedi algo de mi ki para que su musculatura se reparara más rápidamente, todo lo hice correctamente, pero el perro con el estómago lleno se durmió, tras él me dormí tambien.
El despertar fue suave y casi no me molesto las oriones del perro sobre mi pecho. Lo reprendí con amor y cariño que estaba mal y lo saque afuera a que haga sus necesidades, vi que las tiendas comenzaban a abrir así que compre un collar en una, un hermoso collar con algunos pinchos de metal y una gruesa cadena, al menos hasta que comprendiera mis órdenes. Una vez de nuevo en la habitación de del hotel me recibió Urusangal.
- ¿Qué haces con ese perro?.- Su expresión era rara, como mescla de disgusto y algo que no podía definir.
Me acerque y le bese la mejilla.
- No te pongas celoso, tú eres mi chico especial, el solo es una mascota.
Definitivamente con eso se calmaría, pero en ese momento no sabía que el juego que había iniciado resulto peligroso.