Un barco en el mar

La cosa estaba lenta, la dirección que tome parecía no llevarme a ningún lugar, pero por algo sabía que era la dirección correcta, no reconocía por qué ni como pero sabía que era la correcta. Música hubiera entretenido mucho mi tiempo, pero lo único que tenía era a alguien que se apoyaba en mi espalda para descansar.

  • ¿Me regalarías tu nombre?.
  • Hace tanto que esperaba que lo preguntaras, mi nombre es Abu.-  Vibrar es algo que comencé a sentir por la burbuja
  • ¿Hace cuanto estabas en ese lugar?.-  Ascendimos un poco, el agua chocaba mucho contra nosotros.
  • Pues después de hacer mis estudios de física cuántica y especializarme luego en medicina militar conseguí el trabajo en el que estaba, y antes te preguntes te digo, trabajaba como ordenanza, es muy difícil que a un hombre lo tengan en cuenta por lo que sabe.
  • ¿Te puedo hacer una pregunta?.- Dijo Abu mientras descansaba sobre mi espalda.
  • Si, pregunta. ¿algo tenemos que hacer?
  • ¿Por qué eres tan femenino?
  • ¿Que yo que?.- Dije casi con un grito.- Tú eres el que se porta como una niñita.
  • Yo no me ando con juegos rudos ni con peleas como tú, me porto como todo un hombre.
  • ¿Estas seguro que es asi?
  • ¿Y tu estas seguro de que me equivoco?- Esas palabras me fueron un shock.

¿Quién se portaba como mujer de los dos? El con su delicadeza, su falta de espíritu agresivo, con su exceso ego para la belleza o yo con mi rudeza, mi despreocupación. ¿Quién? Era la gran pregunta. Está claro que él era así de femenino por la cultura en que nació, rodeado de esa “religión” la cual le decía que hacer y qué no hacer, eso no era natural…¿O no era natural lo mío?

¿Era yo el que era femenino, o él era el que se portaba como mujer? ¿Cómo era portarse como hombre y como era portarse como mujer? Al fin y al cabo nuestros cuerpos nos decían como debíamos comportarnos, pero él era la prueba viviente de que no era así.

  • Estas muy callado.- Interrumpió mis cavilaciones.
  • Si algo, no soy mucho de hablar.
  • Y cuéntame, algo, por ejemplo. ¿En tus tierras son todos como tu.
  • ¿En qué sentido?
  • Así grandotes y con esas raras habilidades.
  • Yo no soy grandote, soy más bien promedio tirando a chico y algo delgado, y por mis habilidades no termine todavía mi entrenamiento y es más, con mi mismo entrenamiento hay gente mucho más hábil.
  • Caramba, debe ser un lugar espectacular ese donde vives.
  • Es diferente.- Sentencie.- Dando por terminada la conversación.

Paso el tiempo y se hizo de noche y seguíamos viajando y el hambre se hacía más grade así que baje al mar y me dirijo hacia un pescado de buen tamaño y lo atrape con una de mis zarpas y lo introduje a la burbuja.

  • ¿Quieres un poco?.- Le dije después de matar al pez.
  • No, yo no como carne cruda.
  • Como quieras.- Luego de comer tan enorme pez decidí compartir mi ki con el, ya que si no desfallecería.

El día despuntaba y sentí unas presencias más adelante, solo debía desviarme un poco de la línea trazada así que lo hice y vi un gran barco de metal Disminuí la velocidad, estaba tranquilo, no tenía la bandera de la nación de mi compañero.

Los hombres de aquel barco se alarmaron al verme descender de mi burbuja dorada con Abu, los salude cordialmente y la voz cantante, al parecer el capitán me saludo.

  • Bienvenidos extranjeros al Mary Jane.
  • Gracias por la bienvenida.- Los salude persignándome.- Estamos viajando hacia el continente y necesitaríamos un baño, algo de comida y descansar para continuar.
  • ¿Y tienes con que pagar?
  • Te pagare con una moneda por los dos, nos iremos pronto y no seremos molestos.

Le mostré la moneda sabiendo que el oro tan abundante en mi tierra era escaso por la tierra de Abu (supuse que allí también) y causo el efecto que supuso, estos se vieron asombrados en un suspiro al ver todas las monedas que llevaba y le ofrecí una.

  • Que buena fortuna llevas allí.
  • En mis tierras es el un humilde salario.
  • ¿Y de dónde vienes?.
  • Soy de Pan Do, del reino de Smidur, en la isla de Orinoco.

Sin mediar muchas más palabras me llevaron a unos camarotes y le dije a Abu antes de entrar a un baño.

  • Cuida nuestras cosas, son  estas personas muy rudas que posiblemente se tienten por nuestro oro.
  • Me bañe mirando hacia afuera y con mi bolsa cerca, algo me decía que no debía de confiar en ellos.

Algunos de ellos se paseaban por donde estaba pero notaban mi vigilancia y la de mi acompañante, así que  no hacían nada. Al salir con un simple soplido, y algo de mi ki, seque mi pelaje.

El lugar eran camarotes comunes y por mi tamaño debí dormir en el suelo tapado por unas telas muy cómodas, esa el sueño más cómodo que tuve. Fue el instinto, que hizo mover mi mano dormido y atrapar un brazo curioso que quería investigar sobre mis cosas. Lo traje hacia mi y le mostré mis dientes (esto siempre asustaba a los lampiños)

  • Se te perdió algo, esta no es la cocina.
  • Perdón, perdón, no volverá a ocurrir.- Solté una risa.
  • No sé si volverá o no a ocurrir pero si lo intentas no te agradara las consecuencias.- Lo solté con un empujón.
  • Por cierto.- Me dijo el pillo.- Es hora de comer, será mejor que vengan.

Me vestí y con mi bastón nos dirigimos hacia el comedor, allí todo era bullicio, cause algo de sorpresa, pero el capitán me pidió que me sentara a su lado. La comida, digamos que la comida me sorprendió, no gratamente, pero me sorprendió.

  • Señor, ustedes comen siempre esto.
  • Si, así es porque…
  • Le importaría que visitara al cocinero.

Todos se rieron y me señalo una puerta.

  • Hacia allí está la cocina.

Resumamos, eso es una virtud, pues allí me encontré un par de personas desagradables que hacían comidas desagradables que tuve que “convencer” con mi “carisma” a que me dejaran cocinar, sin con convencer digamos “echar” y con “carisma” con mis garras.

  • Muchachos, esperen unos instantes y verán como tendrán una buena comida.- Anuncie al populacho

Mire la cocina y fue todo un desafío, tenían algunas cosas interesantes, pero definitivamente mal usadas, Abu me ayudo a comprender como se utilizadas aquel hogar y oficio de ayudante. Paso un rato y saque unos pescados que humildemente me salieron muy deliciosos y estos comenzaron a comer muy gustosos, finalmente cuando se vieron satisfechos comí yo y Abu.

El resto de mi estadía fue agradable, y cuando me vi repuesto de ki y descansado me dirigí al capitán.

  • Es ora de partir.
  • Un gusto de haberte conocido Qwon, lástima que te vayas, necesitamos un buen cocinero.
  • Si, es una lástima, pero estando conmigo se pondrían en peligro.- Se rio el capitán.
  • Querido oso, somos piratas muy peligrosos y sabemos defendernos.
  • No dudo de su peligrosidad, pero yo soy más peligroso que ustedes aun y si quisieran piratear yo los hubiera detenido y no hubiera salido nada bueno de ello.

Todos los presentes nos reímos allí yo primero, pero me calle y lo replique.

  • Lo digo en serio.

Luego de dejar ese mal sabor volví a crear una burbuja dorada  y partimos a nuestro destino.

El capitán dijo a su contramaestre.

  • Recuerda a ese oso, lo volveremos a ver.