Revelaciones Quinta parte
Fui encadenado como convicto y luego de que se aseguraran a fuerza de hierro y cadenas que no me escapara me llevaron a mi viejo fortín, a mi querido Fitzz Gerald, fui exhibido en la plaza con este discurso.
- Este es Qwon Pan Do, quien maldijera al Rey Velovento y quien desafiara nuestras costumbres tildándonos de inútiles. Aquí está en lo que fuera su cuartel ahora cubierto de deshonra.
Allí muchos abucheaban y me arrojaban frutos, otros tanto no, entre ellos mis estudiantes, la fuerza aérea y la elfa que se cubría el rostro llorando. Al partir fui llevado a una carreta y asegurado dentro. Me pasearon por diferentes fuertes con el mismo discurso humillante, yo simplemente callaba y observaba con una sonriza. La noche me atrapo en medio del camino al palacio, entonces estos montaron un marco de hierro, lo fijaron bien al suelo y pasaron mis cadenas por este para que yo estuviera con las piernas en v, los brazos extendidos la cabeza arriba. Yo ante esta atención, y el echo que había siete soldados, tres magos y un sacerdote custodiándome, me relaje, realmente me sentía seguro y me puse a dormir.
A la noche escuche ruidos de combate a mi alrededor, muchos chirridos y sonidos a metal chocando. Abrí finalmente los ojos y en frente mío vi una gallarda figura que reconocí inmediatamente.
- Janet, debes irte.
- No sin antes rescatarte.- Decia intentando de romper mis cadenas.
- No Janet, debes escucharme, ustedes también estudiantes míos han condenado su carrera al hacer esto.
- No importa, tu no mereces esta humillación.- replico.
- Eso es verdad, pero esto debe ocurrir, miren sigan este familiar y espérenme allí donde los lleve.
Estos comenzaron a quejarse y poner peros, me hico que los mirara de forma recia y con voz imperativa me impuse.
- Yo continuare mi viaje así que váyanse o sino serán ustedes los que sufran mi cólera.- No había mucha respuesta ante lo que decía entonces sentencié.- Es una orden.
Allí se quedaron estáticos y volvieron a montar sus grifos y siguieron a mi familiar, Janet sabrá como renovar el contrato antes de que se acabe su tiempo en esta tierra.
Al día siguiente, luego de duplicar la guardia, me llevaron a Wotan, allí con estupor el elfo me vio y se apronto a traerme agua sin antes decir.
- Bestias, no tienen idea quien es el, solo pido que tenga misericordia de ustedes.- Recrimino a los soldados.
- Solo tememos a los Dioses y a Veloviento. Pero es una suerte que te nos acercaras.- Carraspeo.- Por órdenes del Rey Veloviento estas arrestado bajo el cargo de traición.- Dijo aquel soldado.
El elfo realmente se enojó pero alcanzo a ver que con un gesto de mover la cabeza le decía que no hiciera nada y con un leve susurro sople sus oídos las siguientes palabras.
- No te resistas, este no es el momento para la rebelión.
Este asentó la cabeza y con talante decidido pero iracundo hablo.
- A mí no se me atara como a él, yo iré y por mi voluntad y deberán recordar quien soy y mi posición. No soy benevolente como él.
- No te preocupes Jefe de Wotan, tu serás tratados con honores.
Mientras este se alejaba para ir por su dragón para seguirlos, yo simplemente sonreí.