Patrullaje
Finalmente llego el día en que pude ir por una nodriza. Estas se mostraron amables por recibir al pequeño Ariel. Hable mucho con ella hasta me quede un poco a observar como era esta con el cuidando de los niños y estuve satisfecho, luego fui con lo que seria mi comandante para que los acompañara a patrullar el bosque porque se habían visto extranjeros. Extranjeros no era solo las personas de otros lugares como yo y Ariel, sino que así se denominaba a los lampiños y no era una forma agradable de ser llamado ya que presuponía que eras un enemigo. Al parecer un grupo de lampiños de alguna parte no conocida de tanto en tanto hacían incursiones saqueando y dando al pillaje, cosa que si se veía alguno cerca se respondía prontamente. Yo fui enfundado en una de esas armaduras entre metálicas y de cuero, con escudo y con casco que tenía abierto el rostro para que pudiera mirar sin dificultad y a pesar de ser una carga poco a poco acostumbrándome a su uso. Cerca de la aldea, a una corta distancia de caballo un puerto de rio, y de allí nos llevarían hasta donde se habían visto, Vadis se quedo para cuidar del niño.
Mientras viajábamos nos vimos asaltados por flechas, nuestros escudos sirvieron, al verlas en el suelo note que eran flechas muy primitivas, de piedra y toscamente labradas. Fuimos a la orilla mientras nos defendíamos como podíamos y vimos a unos lampiños todos tatuados de aspecto muy salvaje. Gritaban y amedrentaban con gritos de una forma espantosa. Todos esperamos a las órdenes de nuestro capitán para reducirlos, no eran estos una gran dificultad, pero como dicen no es todo lo que parece, de entre la espesura apareció un brujo. Este estaba vestido con una larga mascara que le llegaba hasta el estómago y tenía una mano una calavera y en la otra una lámpara, iba descalzo. Luego de un baile nos arrojo un encantamiento, la primera fila quedo paralizada.
Entonces tome una de mis lanzas, todos teníamos al menos tres y apunte a la lámpara que sostenía en la mano, no di en el blanco pero hice que moviera bruscamente la mano aminorando el encantamiento, entonces el resto comprendió y nos pusimos en formación, yo y tres mas defendíamos al resto de los guerreros tatuados y el resto arrojaba sus lanzas contra el brujo.
El combate fue duro contra esas bestias salvajes, entre gritos los contuvimos ya que habíamos retrocedido al barco, allí se nos unió a la defensa de los lanceros el resto de la tripulación. El brujo quedo estado bajo, al menos, cinco lanzas y el resto de los guerreros, que serían al menos doce fornidos combatientes cayeron, nosotros éramos apenas quince y hubieran ganado el combate con la ventaja del brujo si este no hubiera muerto. Juntamos los cuerpos, ejecutando a los heridos, quemándolos para que la tierra no recibiera su maldad.
Finalmente llegamos al poblado y nos dijeron que aparte del grupo que habíamos enfrentado había otro grupo por la zona.
Allí luego de ser recibidos comimos un rancho de carne, la mitad de nosotros, la otra vigilaba el pueblo. Alli nos equipamos con arcos ya que los lugareños, al ser más expertos en esta zona saldrían a darle caza y nosotros nos quedaríamos a custodiar este lugar junto con las mujeres. La ciudad portuaria tenía murallas de piedra, muy bella construcción.
La noche fue lo más tenso, pero no pasó nada, todo tranquilo, yo me ofrecí para hacer la primera guardia junto con la mitad de los nuestros mientras el resto dormía.
El amanecer nos encontró con la novedad que nos trajo cerca del medio día el grupo que había salido, al parecer el resto de los extranjeros habían retrocedido y vuelto al mar en sus primitivas embarcaciones. Luego de la comida volvimos a hacernos con el rio, y de allí a Wotan.