Obesidad Mórbida

Tengo que admitir que las cosas no ocurren siempre como uno desea, las cosas simplemente ocurren y hay que aceptarlo. Estando un día tranquilo en la cocina sentí gran alboroto en el salón, y ya se sabe, con la curiosidad picando en mi mente no podía ejercer mi arte. Ande con  un andar simple, tranquilo y sin apuro hacia el comedor cuando allí me encontré con toda la leva, me hice sonar los dedos porque sin que el pensamiento fuera mas rápido que la realidad los pedidos comenzaron a llegar. Muchos pidieron carne, allí se acostumbraba la carne de cerdo y la de conejo, muchos pidieron carne de conejo, a todo ello se los proporcionaba de forma abundante, esa era la orden impartida por el que todo lo veía. Obedecí sin mas muy gustoso ya que me había vuelto estudioso de los gustos de esa gente, de que gustaba cuando estaban apurados, cuando nerviosos, cuando tranquilos, cuando de fiestas. Mirando bien   a quien le servía, si, debía de servir también ya que los mozos no eran suficiente, ya que el vino, además de la comida era regada por aquellos barrigas y no había suficientes manos para el trabajo. Intuí que algo pasaría, era esa intuición que había en el ambiente y me hacía cosquillas en mi cuerpo, era grande mi alegría. Luchar, si de luchar era la conversación más frecuente, al parecer la leva era porque Moloch había declarado la guerra a un reinado cercano y necesitaba muchos soldados y aquel era un gran pueblo guerrero. Obviamente que todos respondían, debían de hacerlo, aunque por sus rostros expresivos no todos lo hacían con alegría ya que muchos habían hecho familia y no deseaban ser mutilados, heridos o muertos en combate. Bonanza era la promesa con que venía la leva, dinero, fama, posición para el buen combatiente, que extraño me resultaba esa costumbre, en mis tierras era todo muy diferente, no hacíamos la guerra pero bien que se nos preparaba desde el estómago de nuestra madre para ella, pero claro, también se nos inculcaba la paciencia para no combatir. Tener que pelear, sin voluntad debería de ser algo pavoroso, pero era bien sabido que al combate de estas zonas iban también los latigueros que empujaban a los combatientes perezosos a un mar de filos. Intuí que el gran general me daría una buena conversación, así que le serví muy diligente cuando escuche la siguiente conversación.

  • Estamos escasos de gente, hay que reclutar a más en los otros poblados, y porque no reclutamos a ese cocinero también.
  • Razona hombre, el no podría combatir, no lo ves, es un obeso lisiado que apenas puede caminar, además de espantosamente mórbido.

No comprendí estas palabras, realmente no las comprendía, Obeso y mórbido ¿O serian insulto, o serian una descripción?

Con curiosidad me acerque y pregunte.

  • Señor. ¿Qué significa Obeso, y que significa mórbido?

Este buey se me quedo mirando extrañado de que no supiera el significado de aquellas palabras y con gran paciencia, con la paciencia de un gran general ante un tullido me hablo.

  • Obeso y movido significa que estas muy gordo, más allá de lo normal, no solo que eres gordo sino que monstruosamente deforme, eso significa mórbido.

Me toque mi hermosa pansa y le respondí.

  • En mis tierras soy delgado, es más el estar fuera de  mi hogar sin mis alimentos favoritos me ha hecho bajar de peso y ustedes serían considerados enfermos por lo delgados que son.

Todos allí se rieron, yo me sentí humillado tanto que me fui hacia aquel que todo lo veía y le dije.

  • Señor, gracias por su hospitalidad, pero me iré, atenderé a la leva y volveré a mis tierras encontré lo que bien a buscar.
  • Pero no puedes dejarme, toda la bonanza que tengo es gracias a tu cocina.
  • Lo se, por eso escribí un pequeño panfleto con las  recetas que más gustaron, solo para ti y los que tu consideres, guárdalas como un secreto.

Este vio la decisión en mi y como lo dije, al terminar de servir, tome mis cosas, repartí lo que eran mias pero no podía llevar y comencé a viajar hacia la capital de Orinoco.