Napalm
En casa di de comer a mi pequeño perro que lo llame Skog. Su comida tenía un pequeño ingrediente secreto vinculador, tenía mi sangre, pero para ella tuve que sacarme el disfraz. Mientras este se alimentaba y después de disfrazarme de nuevo tuve que sacarlo a que paseara para que hiciera sus necesidades. En mi deambular fui a aquella casa de cartas que se llamaba Gan Fon.
Esta tenía en la parte exterior varios paneles de vidrio , la puerta (de vidrio también) junto con su lado derecho estaba cubierto por carteles que anunciaban torneos, productos y juntadas, estando las juntadas en la puerta de entrada. Al costado izquierdo de la entrada también había vidrio, pero tras este se exhibían muchas miniaturas para los juegos que allí se vendían y jugaban, además de pinturas, pinceles y pequeños escenarios montables. Había de todo exhibido allí, lo que mas me llamo la atención las miniaturas, había de elfos, duendes (que no son lo mismo) todo tipo de peludos y criaturas extrañas. También se exhibían manuales de juegos de interpretación y cartas de estrategia del más variado tipo, dados transparentes de la más variada cantidad de caras y materiales, etc.
Al entrar al lado izquierdo había una escalera en caracol negra con barandal que subía a un segundo piso, en las columnas de hierro tenia carteles gemelos que anunciaban un torneo de cartas. A mi derecha se hallaba un escritorio, más bien un quiosco donde se vendían golosinas muy variadas, panes con carne de muchos tipos, tapas dulces y cubos de pan. Al lado de este almacén de golosinas había una heladera con refrescos, grasas negras, algunos panes con carnes más delicados y aguas negras además de otros colores. Mas adelante, al lado derecho de la escalera había un escritorio alto con un computador que al parecer administraba las terminales que se veían en el fondo y todo lo referente a las suscripciones, los espacios de alquiler y la venta de mercadería que no fuera comestible, allí me dirigí.
En ese lugar atendía un lampiño con mucho pelo en la cabeza y poblada barba negra, tuve que esperar para hablar con él ya que al parecer había un torneo de cartas y toda esa antesala estaba llena de gente que hablaba de sus cosas. Tantos amigos juntos hablando de tantos temas irrelevantes se me hizo gracioso, era como un jardín de infantes de adultos y lo más chistoso era que me sentía muy cómodo entre ellos, finalmente llego mi momento.
- Buenas tardes.
- Buenas tardes, mire vengo por algunas cartas, las que sean no se jugar a ningún juego pero me gustaría aprender. ¿Qué me recomienda?
Entonces me mostro algo que dio a llamar “Conjunto de Inicio” de un juego llamado Napalm. Este juego trataba de que eras el comandante de un ejército de súper soldados y que debías combatir contra otros generales en su fortaleza mientras defendías la tuya. Al parecer algunas cartas eran de recursos, de campo, otras de acciones, otras de tecnología y una, las que más me gustaron desde un principio, de cosas sobrenaturales.
Me compre aquel conjunto de inicio y tres expansiones, me recomendaron que buscara arriba a alguien que me enseñara a jugar y así lo hice. Subí por la escalera que llevaba al salón donde se estaba dando el torneo justamente de Napalm. Eran largas mesas con bancos como si de un comedor se tratara, eran sin mentir siete pares de mesas o más y al final había una gran mesa cuadrada con un escenario para miniaturas, al parecer también se jugaba a un juego de guerra. Las paredes de este lugar eran rugosas con muchos carteles que anunciaban muchas cosas diferentes, algo que sabría luego que eran expansiones de los diferentes juegos que allí se practicaban. Ese escenario me llamo la atención, me recordaba al de mi sala de guerra, pero como echo para niños. Este era desmontable, rearmarle y realmente parecía divertido aunque no conociera absolutamente nada de sus reglas. Me senté en la primera mesa que vi desocupada, ya que casi todas bullían cual hormiguero. En el único lugar con espacio al parecer estaban jugando un juego de interpretación de un mundo de fantasía, parecido como el mundo donde esta Ariel, pero irreal ya que exageraban todo. Me quede viéndolos y rápidamente comenzamos a conversar. Le conté mi historia, que era nuevo en la ciudad, que vivía solo y que trabajaba en una casa de comida. Estos se mostraron muy amables y me invitaron para el fin de semana a una partida de “Cuevas y Lagartos”, un juego de interpretación.
- Yo no sé jugar, les molestare con mis preguntas.
- No te preocupes, nadie nació sabiendo, se aprende viendo y preguntando, igual nuestro director es muy amable con los nuevos.
Seguimos hablando del juego de interpretación e hice algunas partidas de Napalm con ellos. Luego hicimos un juego que se hacía con dos lápices que se llamaba Brown Brown. Este jugo consistía en poner en una página poner dos veces si de forma diagonal y dos veces no también en diagonal dentro de un cuadrado delimitado por el largo de los lápices que se colocaban en forma de cruz. Luego de que el segundo lápiz hiciera equilibrio se habría un rito diciendo.
- Brown, Brown ¿Quieres jugar con nosotros?.- Para luego hacer preguntas que obviamente solo se respondían en si o no.
Allí algo me llamo mucho la atención ya que era una versión simplificada de Noche, el juego sagrado para hablar con muertos y espíritus. Era tan sencillo que me hacía sospechar de sus orígenes ya que solo un alto mago podría llegar a simplificar tanto un juego tan sagrado y antiguo. Aquel juego además estaba echo por algún irresponsable ya que se llamaban a fuerzas que de seguro ninguno de estos no iniciados había siquiera oído nombrar ni en su forma mundana.
Jugamos un rato y aunque las respuestas eran erráticas (hasta a veces sin sentido) pude de esta forma saber quiénes tensionan ese don especial para el espiritismo ósea potenciales magos.
¿Cuál era la intención real de este juego? Me pregunte. ¿Quién lo creo? Nadie sabía responderme ya que era, según me dijeron algo popular y de tierras lejanas, realmente no tenían la más mínima idea de que tan lejos.
Pase la tarde allí hasta que comenzó a bajar el sol, me despedí de ellos y volví a mi hogar para revisar el avance de la poción para por fin dar entidad propia a Zorro de Fuego y a muchos más.
Al llegar le saque la correa a Skog y me fui a la puerta de mi habitación secreta y vislumbre un pequeña cuestión. ¿Y si alguien en algún momento viniera a casa y entrara aquí como aplicaría lo que viera? Saque de mi bolsa un pincel e hice un dibujo con agua de la misma canilla, luego puse mi mano sobre él y dije.
- En pensamiento o palabra quien use la clave “Zorro de fuego” solo para abrir la puerta entrara.
Entonces abrí la puerta y me llevo a la habitación pero vacía, tome una silla y la puse dentro, cerré la puerta,. Como segunda prueba al tocar el picaporte pensé “Zorro de fuego abre la puerta” y al abrirse vi mi laboratorio y no estaba en ninguna parte la silla que metiera. Hice un encantamiento sobe la ventana para que solo se viera la otra habitación.
Luego de asegurar el encantamiento tome los destilados para agregarle las hierbas necesarias, agua nuevamente y a destilar por segunda vez. Al terminar mis trabajos allí (prender fuegos, alimentar entidades y revisar notas) fui a cocinar mis pastas. Salieron desabridas y era lógico los ingredientes eran malos y hasta algo pasados, pero no debía llamar la atención de ningún visitante casual con la cocina que estaba acostumbrado. Note que mi comunicador era un problema porque era muy lujoso para un simple trabajador de mi rango, así que deje solo a Skog al salir para que cumpla su deber.
Casualmente había un Abraxas pequeño en aquel lugar, bastante más pequeño, solo tres pisos. Me pesie buscando una casa de tecnología y finalmente encontré un comunicador más simple y menos llamativo pero lo suficientemente útil para mí, el otro estaría guardado en el laboratorio, no quería ni que por accidente fuera encontrado.
Luego de ponerle mis códigos y mi tarjeta dentro fui a su sector de comidas. Allí pedí en una casa de comidas rápidas algo simple, luego a dormir ya que debía levantarme temprano para trabajar al día siguiente.