Los Ocho Dioses
Fue recibido al final de la escalinata por el jefe de los monjes estudiantes Akaito y un monje más, un estudiante humano llamado Shiro. Shiro parecía muy risueño siempre y casi nunca se sacaba sus ropas monásticas, ni para ir por la calle, eso si, tampoco se desprendía de su arma, una espada muy cómo se acostumbraba en aquellas tierras.
- Bienvenido Qwon Pan Do.- Dijo Akaito.- Yo soy el jefe de los estudiantes que viven en el templo, a mi te referirás si tienes algún problema y no puede resolvértelo
Shiro. El será con el que compartirás cuartos y será tu hermano mayor.
- Bienvenido hermano pequeño, espero ayudarte a que te acostumbres rápidamente al templo, ven conmigo te llevare al cuarto.
El templo era un complejo más grande de lo que creía y los cuartos estaban en la parte no turística de este.
Allí había muchos estudiantes por lo que se veía, tanto monos, pandas y lampiios, pero ningún panda rojo, algunos se me acercaban y me daban la bienvenida con la mano y yo la extendía con la suavidad que podía, había que recordar que mis garras eran muy grandes, negras y filosas así que debía ser de lo más cuidadoso.
Finalmente entre al edificio principal, un edificio moderno de cemento y de allí subimos algunas escaleras y de allí a nuestro cuarto.
Este era sencillo, tenía una sala de estar, adosada a esta y separada solo por un mueble la cocina, un baño muy bello y dos cuartos. Por la cocina se llegaba a una pequeña terraza que daba a un patio interno que tenía una bella fuente de agua cantarina. Mi cuarto era muy lindo pero pregunté.
- ¿Hermano mayor porque esta solo?
- Porque mi hermano mayor se graduó.
- ¿Y lo extrañas?.- Lo pregunté de metiche
- No, porque a veces nos enviamos correos, pero ahora estas tu y no estoy mas solo. ¿Eres extranjero?
- Si, vengo del imperio de Smidur, mas precisamente de un reino de la isla de Orinoco que se llama Pan Do.
- Eso según lei queda muy lejos. ¿Es verdad que no hay tecnología como aquí?
- La verdad que no, pero tenemos otras cosas que aquí no hay.
- Como que.
- Hay magia.
- Ya veo.
Luego nos pusimos a charlar sobre las clases y sobre las reglas de convivencia y las claves de acceso a la red. La regla mas curiosa es que dentro del templo no podías tener ropa mundana, solamente podías tener ropa monástica. Mis ropajes estaban en mi cuarto junto con un pequeño artefacto parecido a una tabla con la cual todos los alumnos se comunicaban , el me dio su clave y ya vi que tenia la clave de los profesores.
- Profesor Akaito me dijo que mañana tendrás un examen de nivelación para saber cuál es tu nivel, tanto en el colegio como en el monasterio.
- ¿Son duros esos exámenes?.- Pregunté curioso
- Son lo que deben ser, y perdóname, pero debo retírarme a mis clases.
Y luego de enseñarme como se entraba y salía de la habitación ya que la cerradura era de una tecnología que no comprendía se retiró.
Lo primero que revisé en la soledad fue la cocina, no estaba muy proveída, ya cambiaria eso, luego revise mi cuarto, también lo decoraría ya que era muy adusto, lo primero que saque fue un porta retrato de Urusangal y la cama de mi perrito, era curioso que nadie preguntara sobre el, aunque ya había visto mascotas así que parecía que era la costumbre.
En la sala de estar había algunos libros que dedique mi tiempo a investigar luego de vestirme con esas ropas que se acostumbraban en el templo "Los ocho dioses"..
Eran libros de estudios, los leí rápidamente a todos, sus datos eran comprensible, casi todos, los que no comprendí busque las versiones anteriores con mi computador para leerlos. Me sorprendió leyendo estos libros Shiro, ya de noche. Me saludo amablemente y dejo su arma al lado de mi bastón.
- ¿Como se llama tu perrito?
- Vadis.
- Es bello. Vi a muchos con mascotas.
- Si, aquí hay entrenamiento especiales para los que tienen mascotas. Te traje este libro.- Era un pequeño libro de tapás negras con letras doradas en su portada.- Estas son las reglas de convivencia, procura respetarlas.
Entonces él fue a la cocina y se puso a cocinar y mientras lo hacía dijo.
- Hoy cocino yo, tu limpias, mañana al revés.
- De acuerdo.
Y nos pusimos a hablar de las cosas del colegio y que a la mañana todos debíamos asistir a los rezos matutinos en el templo. No tenía problema por ello. Vadis pidió salir, entonces lo saque a pasear, al pateo interno siempre con su pala y luego al llegar me esperaba la comida.
Comida simple, demasiado para mi gusto. Llego la noche y le hice escuchar a Shiro mi música en mi cuarto mientras me acomodaba, el vio la foto y pregunto.
- ¿Quién es ese draconiano?
- Es mi disipulo, le enseño artes marciales.
- ¿Eres profesor?
- Si, pero no del arte marcial del templo.
- Vaya si que eres una caja de sorpresa, y en que grado.
- Séptimo nivel de perfección.
- Caramba, serás un oponente difícil.
- No creas, no usare mis conocimientos aquí ya que estoy para aprender.
Seguimos charlando un rato, comimos respetando sus ritos en la comida y luego me fui a limpiar los trastos, allí le comenté.
- Sabes, soy un buen cocinero, pase viajando mucho tengo muchas recetas del área Oeste y algunas del este.
- Estoy ansioso a probarlas.
- Mañana después de los exámenes vayamos a por las compras.
Cabe aclarar que solo se cenaba en el cuarto, el almuerzo siempre se hacía en los salones comunes.
Termine de leer las reglas y sentí mucho calor allí dentro así que decidí salir a dar una vuelta por los jardines con Vadis.
Allí pude ver lo bien cuidados que estaban y vi que había algunos estudiantes que también consideraban un buen momento para dar un paseo. Realmente hacía calor y me aflojé la camisa, cosa que fui reprendido por un celador que allí había por no respetar bien el uniforme. Vi que al patio interno había un bar de estudiantes y decidí entrar a tomar algo refrescante. Me senté en una larga mesa con un una bebida con mi perrito en la falda cuando un par de estudiantes, dos lampiños se me acercaron.
Uno de ellos llevaba una bellísima águila sobre su hombro.
- Bienvenido nuevo. ¿Cual es tu nombre?
- El mío es Qwon Pan Do, del imperio de Smidur. ¿Y el de ustedes?
- El mío es Ryo Skurita y mi hermano menor, el del águila es Nutu. ¿Eres nuevo?
- Así es.
- Me parecía. ¿Ya sabes cuales serán tus clases?
- No todavía, tengo que hacer el examen de nivelación.
Y así pasamos un largo tiempo charlando y bebiendo hasta que se les hizo tarde y tuvieron que irse a dormir, yo, por mi lado me escondí bajo un fresco árbol de largas ramas, di una vuelta y me eche a descansar.