Ingredientes (primera parte)

Urusangal se sorprendió al ver  a Juieding cuando se lo presentè.

-              ¡Caramba si que es una pelota!

-              Emmm, es mi hermano.

-              Una pelota sexy.

-              ¿¡Que cosa ¡?

-              Mi nombre es Urusangal.- Dijo sonriendo y cambiando de tema.

-              Hermano menor te dare una habitación, y tus mascotas las trajiste.

-              Solo a Shun Shun.

-              ¿Y donde esta la bonita?

-              Anda por el techo en este momento.

Fui a la cocina, habia mucha hambre. Esta era por cierto amplia, seis hornallas, dos hornos, lugar de sobra donde cortar, salar y amasar.

Los utensilios los había de todo tipo, variedad y forma, cuando observo todo el regio equipamiento que tenia noto que seria el paraiso de cualquier gurmet pense.

-              ¿Probare la receta de esa salsa tan rica?

Esa salsa fue mi primer receta guardada, me pareció apropiada pero no tenia los ingredientes y de este lado del continente no los vendían, asi que dejando todo encargado a Urusuangal, previniendo a mi hermano de sus intenciones salí al patio con Vadis. Solo medimos  una simple palabra de despedida cuando nos envolvió energía dorada y salimos disparados casi a la velocidad el sonido al cielo, de allí orientè el lugar, todavía recordaba y fui a toda velocidad, casi tres veces la velocidad del sonido seguido de mi perro que era muy rápido gracias a que yo prestaba de mi energía. Mi querido  Vadis había crecido muchísimo este último tiempo, era ya un perro intimidante de verdad y de pelo largo, aunque no abultado.

Volamos hasta la mitad de las montañas, allí decidí frenar a comer a la casa de aquel sacerdote que tan bien me tratara antes. Fui recibido muy bien, comí regiamente y mi perro también, luego de agradecer a el, a sus dioses y sus ancestros  y sin mediar descanso emprendí nuevamente el vuelo.

Con una tromba aterrice en la casa de aquel mono que me enseñara artes marciales, lo salude, comí algo y prometí visitarlo mas seguido. Parti rápidamente y llegue pues a ese parador en medio de la nada, aterrice a distancia prudente y apage mi energia para que no llamara la atención.

El parador estaba como siempre, con los lugares para los buses, a los lados un par de negocios cerrados y el comedor abierto con su quiosco. Vi la antena y sabía que había señal asi que usando mi comunicador le dije que en unos días estaría de vuelta a Urusangal, también le avise a Shiro para que no se enojara. Al entrar vi a la mesera tejiendo y al mesero tras la mesa con su computador.

-              ¡Buenas y santas! ¿como andan?

-              ¿Buenas, vino usted en un colectivo?.- Miro hacia afuera

-              No, vine caminando.

-              Caramba que habrá sido caminata larga.

-              Pues si.

-              ¿Y que lo trajo aquí?

-              Una receta que me dieron hace dos años de su crema, no encuentro los ingredientes alla donde vivo.

-              Pues eso es secreto.

-              Si lo se, pague por ese secreto.- El hombre hizo memoria.

-              Ya me acuerdo de usted ¿ es Qwon no es así?

-              Asi es.

-              Caramba, como para olvidarlo con la propina que dejo, hace tanto tiempo.

-              Si mucho.

-              Los ingredientes lo venden aquí en el negocio del lado, pero de madrugada esta cerrado, tendrá que esperar a la mañana.

-              Mierda, carajo.- Dije en modo de chiste.- Habrá que esperar. ¿Hay habitaciones?

-              Si.

Luego de llevarme a ellas estas eran muchas, no muy lujosas, una cama, una mesa de luz, un televisor por pago, un baño, no mucho mas.

Deje a mi perrito que hiciera sus necesidades por allí y yo me recosté un poco y use la cama vibrador para descansar, cuando me relaje Vadis pidió entrar así que le abrí y juntos nos acostamos, estábamos agotados no de hambre sino de bajo ki, el sueño fue profundo, pero prendí mi computador con mis mantras protectores ya que no queria lidiar con el molesto comandante.

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