Feria Negra

Terminamos nuestro viaje  ceca de la casa, a unas dos cuadras, fuimos los únicos en bajar en aquella parada. Nuestros amigos ya estarían allí esperándonos para el espectáculo de artes marciales que le daríamos y luego la comilona. Mientras nadábamos en umbrías, las luces de la calle parecían fallar, entre una espesa neblina de vapor y silencio encontramos un puesto de comidas de madera. Este era un típico carro de dos ruedas que recordaba a una fonda, no vimos los caballos ni el vehículo que lo tiraba, solo había unas lámparas de aceite que al parecer por la brisa hacían bailar a la oscuridad. Traspusimos sus largas cortinas y llamamos a viva voz a los tendederos pero nadie había, solamente veía deliciosa comida y el re borbotear de los guisos.

-              Probemos un poco, no le hará daño a nadie.- Le dije a mi hermano menor mientras veía que todo estaba dispuesto para mucha gente.

-              Yo no comeré, come tú si quieres, es incorrecto comer sin que te den el permiso.- Le sonreí, me frote el estómago y dije.

-              Tú te lo pierdes.

Nos sentamos en aquel banco y tome un tazón de porcelana blanca para servirme  carne fileteada con salsa y en otro me serví unas verduras cocidas muy exquisita, las comí casi sin respirar. Para masticar y que hiciera ruido trague calamar frito, pan tostado y galletas gruesas, todo era realmente exquisito. Pero algo pasaba, mientras más comía mas hambre tenia y menos sabroso me parecía, pero no podía parar de comer.

-              Vamos hermano, llegaremos tarde.- Dijo Lui Tong tirando de mi brazo. Viendo que este estaba muy apurado llene una canasta que no había visto antes de toda la comida que pude y salí del lugar.

Caminamos unas cuadras, tres o cuatro supongo cuando mis pies comenzaron a pesarme, mi brazos estaban también muy cansados y mis parpados me pesaban, entonces Liu me nalgueo fuerte y me dijo.

-              Vamos, que llegamos tarde.

-              Sí, es cierto, llegamos tarde.- Dije en un tono monocorde.

 Y trate de seguirle la marcha pero se me hizo muy pesado el andar y me senté con mi gran canasta a comer mientras se me pasaba el agotamiento, mi hermano me pateo la canasta y piso la comida.

-              Hermano vamos, tenemos que seguir.

-              Tu que sabes de seguir, estoy muy cansado y con hambre.- Le dije con enojo mientras comía lo que había tirado en el suelo  aunque estuviera pisado.

Entonces mi hermano pego una papeleta en mi frente, no me importo yo seguí comiendo. Este se sentó en posición de loto frente a mí y se puso a rezar. Cada vez me desesperaba más, me daba mas hambre, hasta me puse a comer la tierra y la basura que encontraba. Los rezos de mi hermano me aturdían y hacia que me doliera el cuerpo, me enoje mucho con el pero no pude golpearlo ya que su aura me frenaba. Lentamente comenze a poder incorporarme con gran asco en el estómago y vomite una cosa pastosa y negra muy maloliente, mi hermano me palmeo la espalda como para que lanzara todo.

-              Esta bien hermano, debes arrojar todo.- Solo atine a decir una cosa.

-              ¿Qué paso?

-              Comiste comida de la feria negra pero pudiste escapar con mi ayuda.

Tambaleante y aturdido camine hasta un quiosco donde compre tres botellas de agua y me las bebí, cuando me reponía le pregunte.

-              ¿Porque tú no comiste nada de aquello?

-              Porque ofrecían carne y no me gusta.- Y me sonrió.

Sentados en la vereda bebí toda el agua comprada,  esta parecía tener un efecto reparador así mágico en mí.

Extraño, aquella música que escuchara cerca de aquella tienda de comida había desaparecido.

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