Doble Ka
Finalmente llegó mi momento en que me tocaba a estar solo en el consultorio, hice sonar algo de música y a esperar. A los quince minutos llego una mujer mayor, una lampiña de pelos canos. No recuerdo su nombre pero tenía esta una voz muy consternada por sus dolores, así que luego de darme sus agujas y ponerlas a desinfectar la revise. Si hubiera tenido ocho chacras los hubiera tenido todos desordenados, su ki era bajo y la verdad fluctuaba, así no había cuerpo que resistiera el dolor.
- Mi señora, me puede dar la lista de remedios que toma.
Luego de entregarme y revisar en el vademécum de la computadora me agarre la cabeza, el que le recetara eso era un criminal, entonces le hice una mixtura de té para que se llevara.
- Bien abuela, por tres días no tomara más ningún remedio excepto un te echo con esto que le doy, luego venga y dígame cómo se siente. Ahora empecemos.
Poniéndola de espalda y luego de prender mi sahumerio y hacer mi rezo comencé a clavar las agujas. Mi visión y comprensión de la anatomía y sus fuentes energéticas hicieron maravillas, al terminar el tratamiento tenía el triple de energía que al entrar. Esta me agradeció muchísimo todo lo que había hecho y decía que se sentía una niña, yo la palmee y le repetí.
- Nada de remedios, solo él te y por cierto evite comer carne roja por estos días, no más de una vez.
Luego de un afectuoso abrazo se fue y comencé a escuchar la radio para que se pasara el tiempo. Escuche entonces que se había dado una pelea de súper héroes y que los heridos serían llevados a este hospital, de pura curiosidad me acerque a la guardia para a ver las ambulancias llegar, lo visto fue espantoso. Desde contusiones, quebraduras expuestas y sangre, y eso que no eran los combatientes sino que personas que se hallaban por casualidad cerca. Algo hizo en mi subir gran rencor ante estos héroes y villanos que peleaban alegremente sin ninguna contemplación de las personas comunes. Viendo como llegaba un niño con el brazo dislocado decidí poner manos en el asunto. Me fui a mi consultorio, allí invoque a mi doble ka para que ocupara mi lugar y salí disfrazado e invisible.
Fue fácil el llegar, el humo se veía desde lejos y allí estaba Bestia, un súper lampiño azul peleando con un villano llamado Roboto, me hice invisible entre luz dorada y con un grito que hizo cesar la pelea dije.
- Alto, detengan esta pelea o serán castigados.
Roboto me miro y se rio el otro simplemente observo la reacción de su contrincante.
- ¡Tú quien te crees zorro! Ve a comer algo y a llenar tus huesos si no quieres salir lastimado.
- Este pequeño zorro tiene más fuerza en su dedo que tú en todo el cuerpo, así que ríndanse los dos o sufrirán.
- Yo no…- Y antes de que hiciera algo mas con un pase mágico lo dormí, cayo al suelo luego vi a Bestia.
- Tú depondrás esta actitud belicosa.
- Por supuesto que si, tu quien eres.
- Llámame Zorro de Fuego.
- Bien Zorro de Fuego es un placer conocer a un nuevo héroe.- Escupí el suelo y respondí.
- No soy un héroe, ni un villano, pero si cualquiera de los dos hacen estos desastres.- Señale un edificio roto.- Estaré para frenarlos. – Este se rio.
- Calma zorrito, que era por una buena razón.
- Mira bien idiota, esto te parece una buena razón.-Señale las ambulancias de abajo, por cierto estábamos volando.- No tienes la idea de la cantidad de heridos que hay hasta niños, no pensaste en ellos.
- Si por ellos era la pelea…
- No quiero tus escusas, si atrapo a un peleador irresponsable nuevamente sabrán lo que es mi cólera.- Y desaparecí.
Volví al hospital re absorbiendo a mi doble ka que no había echo nada con la decisión de que si se creen estos con derechos a pelear como niños, tendré que oficiar de adulto.