Coctos
Tengo que reconocer que el aeropuerto de New Swim es un lugar muy cosmopolita. Ganas de comer al llegar allí tuve, como cuando llegaba a cualquier lugar, pero aquí me abstuve de pedir recetas, toda la comida era pésima, y la única de “calidad”, muy entre comillas era de un cheff o bien recién recibido o bien que le faltaban materias para recibirse. De algo si no me podía quejar, había cosas de todas partes del globo, regalos sobretodo y uno me llamo la curiosidad y era un pequeño tambor con un palo insertado, un tambor pequeño, que a sus costados tenía unos hilos y unas pequeñas bolas. Me rio como niño al usarlo, el porqué, no lo sabía, pero me parecía muy divertido además muy práctico para meditar y bailar si quería, me compre uno que no era el más caro (y n o lo hacia por su precio) sino que lo que me deducido a comprarlo eran las bellas guardas que tenían, ni ostentosas, ni parcas. Ir a las montañas era mi objetivo, no atravesarlas, sino a una nación cercanas a ellas y atravesarlas en un tour que ofrecían pasando por algunos templos, por cierto, mi ropa difería mucho a la de un monje, parecía más bien a lo que se solía llamar turista. Al rato de cenar mi avión me llamaba así que me fui a la zona de abordaje, pase mi tarjeta y luego me la pidieron nuevamente luego de pasar la manga y de allí a lo que llamaban segunda clase, no quería primera, algo me decía que allí me divertiría más. Mar, si lo extrañaba algo, pero el volar era como nadar en el aire, buen lo sabía, por más que fuera en ese aparato espantoso, debía superar mis miedos si quería alguna vez ser el mejor. ¿Mejor en que? No lo sabia, pero quería ser el mejor.
El lugar me recordó a un camión de vacas, nada más que aquí había auriculares y película. ¿Las vacas también la tendrían? La verdad las nubes desde donde la veía me parecían menos bellas, apague desde que salí de entrenar con mi maestro mi ki, una técnica muy útil para no ser detectado, y de mucho me sirvió porque al volar me pareció ver una extraña luz que nos seguía, por unos minutos, luego desapareció, no pude usar mi ki para ver mejor, esto me hubiera puesto sobre aviso, así que tuve que ahogar en ignorancia a mi curiosidad.
El aeropuerto donde baje era mi destino (y menos cosmopolita), de allí me trasladaría a una ciudad cercana donde comenzaría mi tour, allí ya las cosas cambiaban y me sentía ligeramente más cómodo. Allá veía algunas gentes con trajes de monjes, ligeramente diferentes y con sombreros, pero sin ser monjes, al parecer la moda allí era así, yo de igual deje mi traje en mi mochila y caminaba con mi palo de combate (aún de metal) fingiendo que lo utilizaba para caminar.
Para describir el bus que tome usare una descripción que escuche a u n lampiño, era un bus de “medio pelo”, hasta había cajas de gallinas en el techo y algunos entraron con cabras, la mayoría de los que subían eran mestizos, cosa que no me incomodo pero me pareció curioso que por la zona hubiera tantos.
La música que estos escuchaban era muy alegre y folclórica, nada moderna como la última que escuchara, tenía mucha guitarra y un instrumento que no identificaba, muy rítmica, por cierto. Me baje en el aparcadero de buses y me dirigí enseguida a otro vehículo, otro de medio pelo, para que me llevara al hotel que hacia las excursiones. Allí sí que encontré ricas recetas y gente muy alegre y amable, realmente la atención era buena, sentía muchos ki pequeño (yo me mantenía menor aún) así mi excursión en la ciudad pasaría desapercibida.
En mi deambular encontré algunos gimnasios a la calle, en donde enseñaban muchísimas artes marciales diferentes, las observe a todas para en un futuro estar precavido, allí me compre uno de esos negros sombreros de copa que usaban los lugareños solamente para que no cupiera duda de que era un turista.
En sus calles había algunas vendedoras de comida, que vendían insectos preparados, muy sabrosos por cierto, mas y mas recetas para mi libro.
Finalmente volví a mi hotel, pedí por mis boletos de la excursión, pague y al recibirlo sentí que un viento frio me atravesaba. Con este acto sellaba mi destino.