Calentamiento
Veía como todos caminaban juntos como manada sin demasiadas charlas hacia la primera clase, al parecer una clase de artes marciales. El lugar donde nos hicieron sentar de rodillas era un gran patio que parecía un muy grande ring con piso de piedra. Luego de rezar nuevamente hacia los ancestros y los profesores muertos se presentó el profesor de más alto rango, un lampiño de aspecto muy recio. Hablo un rato sobre las máximas y las ideologías del arte marcial del templo, que eran algo para solo defender a quien unos quería y defenderse, que no debían utilizarse para satisfacer el ego propio y un montón de sandeces a por el estilo. Realmente me aburría y comenzaba a parpadear pesadamente cuando, por segunda vez me llamaron al frente con mi nombre, yo respondí.
- No usen mi nombre en vano.- Al parecer el chiste fue recibido con un gran silencio.
El profesor en frente de todos me presentó como nuevo estudiante y que debía presentarme, carraspee y comencé.
- Mi nombre es Qwon Pan Do, vengo de tierras realmente lejanas. El imperio en que nací se llama Smidur y en la isla de Orinoco esta mis tierras. El mono viejito tan simpático cuando charlamos hace dos días me dijo que si me quedaba algún tiempo averiguaría el origen de mis ancestros así que decidimos que me quedaría por unos tres años y luego emprendería mi viaje nuevamente hacia mi tierra llevando la carga de todo el nuevo conocimiento que adquiera. Si alguien quiere hacer un buen amigo, charlar y salir de fiestas ya saben donde buscar.- Dije señalándome con el dedo gordo, nuevamente se hizo silencio.
- El mono viejito es el Gran Maestro del templo de los ocho dioses, la próxima ves te referirás a el como Gran maestro y vuelve a tu lugar.
Baje con la sensación que todos me miraban y me puse al lado de mi hermano mayor que me miraba de forma muy seria yo simplemente le sonreía, luego de esto nos separamos en grupos según nuestro nivel en el arte y yo estuve al lado de los mas jóvenes. Al principio al desconocer completamente los movimientos los imitaba, luego los ajustaba a mi cuerpo y los reproducía, así estuvimos por una hora. Al finalizar esta nos pusimos a practicar meditación con yoga utilizando el mantra llamado Omm. En este punto sentí realmente como aquellos adustos monjes desplegaban su fuerza, yo en cambio me sumí en una meditación profunda volviendo atrás en mis recuerdos. Vi cuando llegaba al templo y hablaba con El gran maestro, luego vi cuando conocí a Urusuangal, luego fui trasladado a cuando me hablo por primera vez, luego llego la pesadilla, pero motivado par a ser tanto como mis compañeros continué. Ahora estaba nuevamente en la nave y despertaba y ocurría todo lo que sabemos, el salir del frasco, el tirarme de ella, luego, la nada.
No había sensaciones, no había nada, solo una gran oscuridad y tuve que despertar, el pavor era demasiado. Miré a mis costados y el resto seguía en meditación, yo me levanté y me alejé del grupo dirigiéndome a un lugar lejano, lo mas que pudiera. En mi deambular llegue nuevamente al árbol donde me pusiera a comer la primera vez. Allí fui acompañado por otros pandas rojos, estos pequeños que comenzaron subirse a mi espalda y a juguetear, yo simplemente los miraba.
El profesor de meditación se me acercó, yo lo mire de reojo y volví a mis pandas.
- ¿Por qué lloras?.- me pregunto
- Yo no lloro nunca.- Al decirlo note, tenia la vos extraña y algo ronca, sin notarlo me había puesto a llorar.
- En realidad no lo se, cuando medito me sumo en una pesadilla y luego en la nada.
Me palmeo la cabeza y me miro de forma cariñosa.
- Ven, vuelve con el resto y trabajemos en tu problema.
- Esta bien.- Dije tímidamente y lo seguí, pero en cuatro patas.
Luego de esta escena que al parecer nadie notara en la clase de meditación comenzaron las luchas, un novato con un experto, yo como el mas novato fui primero con uno de los alumnos mas aventajados. El me saludó persignándose, yo con mi saludo que era muy diferente al de el, el profesor me corrigió para que lo hiciera de forma correcta y me habló.
- ¿Sabes luchar?
- Tengo algún que otro conocimiento, pero de otras artes marciales.
- Bien, como esta es tu primera clase lucharas con lo máximo que puedas, el se defenderá, esto servirá para saber tu nivel. ¿Esta claro?
- Esta claro dijimos los dos.
Nuevamente nos pusimos en guardia, nos saludamos. El tenia una buena guardia, pero su juego de piernas no era del todo correcto, lo supe porque cuando hice un acercamiento se movió y me basto eso para leerlo. Escuchaba como los estudiantes se ponían ansiosos preguntándose cuando empezaría. Soplo un poco de viento y este arrastro unas flores que caían de los arboles. Una me tocó la pata y fue la seña de avance amagando con mi puño, este cambio su guardia y descubrió su pierna, así que con un fluido movimiento gire arrastrando mi pie sobre el suelo golpeándolo, rompiendo su guardia y arrojándolo al suelo, luego me pare rápidamente y sin parar de girar di un pequeño salto para evitar que desde el suelo me golpeara con sus pies y le patee el pecho, quedo desorientado. Sin perder la fluidez me acerque a el y antes de que se levantara le golpe en el pecho y en el punto energético del estomago y luego en la frente dejándolo entumecido en el suelo. Lo saludé como me enseñaran y me aparte, nuevamente el silencio.
- Se ve Qwon que tienes mucho nivel en combate, creo que tu lugar no esta con los novatos.
- No señor, yo utilice otra arte marcial, no la del templo, quiero aprender de esta desde lo básico.
- Bien Qwon, seguirás en los novatos, pero utiliza solo movimientos que se te enseñen.
Así siguió la clase armándose varios grupos de a tres, dos alumnos y un alumno aventajado para que nos guiara. Fui vencido por mi compañero, un novato, ya que no tenía movimientos para defenderme y eso de la improvisación no se me daba mucho.
Luego de eso vinieron los ejercicios, luego nos dirigimos todos a descansar a los jardines unos momentos. Allí me quede solo un contemplando desde la lejanía donde estaban los pandas y acariciando a Vadis cuando un monje que estaba en la cerca se me aproximó y me dijo.
- Hola Qwon, impresionante demostración, me llamo Casen.
Lo mire y vi que el tenia un gato y le extendí la mano.
- Solo fue suerte.
- Nada de suerte, eres muy hábil. ¿luego me enseñarás?.
- Estoy aquí para aprender no para enseñar.
Debí de decirlo de forma muy seca y rápida porque me dijo luego con voz conciliadora.
- Hey calma, tu solo piénsalo. Mira pronto serán las clases de entrenamiento con mascotas y como eres nuevo seguro no sabes donde es.
- Así es. ¿Me llevarías?.
- Por supuesto.- Dijo acentuando la ere.