Agua
Esa noche tuve sueños muy intensos que olvidé, ya se volvía molesto el no recordar nada, encima me levanté muy temprano, era de noche y faltaban tres horas largas para la hora de los rezos. Me prepare algo para comer, algo sencillo y rápido, así que tranquilamente me dediqué a limpiar mi cuarto. Entre levantar sabanas note que las del suelo estaban un poco mojadas, olisquear y era agua dulce. Luego vi que habia pequeñas huellas mojadas rodeando mi cama y luego saliendo de mi habitación y saliendo de la casa. Rápidamente salí con Vadis, pero estas se perdieron en el jardín, alguien me habia visitado mientras dormía, comenzaba a sentirme intranquilo sobre todo por el hecho que ni yo ni mi perrito con nuestro olfato combinado pudo seguir huella alguna. Volví, limpié, acomodé y comencé a leer algo de historia mientras disfrutaba de algo rico pero estaba medio inapetente así que no pude mucho, de igual manera no podía concentrarme demasiado en lo que leía y esto era la historia del templo, de la invasión de draconianos y la desaparición del hijo del Gran Maestro y de muchos maestros en otros templos. Caminé un poco por los jardines y estaba todo muy tranquilo en esa noche cerrada, vi unos guardias, los saludé y pregunté si habia alguna novedad, dijeron que ninguna. Mi deambular me llevo a los jardines donde se hacían las meditaciones con la luna atrás mío y comencé a ver las estatuas que allí habia. La pelea que se diera pareció ser muy grande y violenta para que las retrataran así, pero el arte con que fueron hechas era indudable. La mayoría de los retratados me parecían familiares, como si fueran de algún compañero de mi monasterio que no le prestara mucha atención hasta que me quede viendo una en particular. Esta era un mono peludo con una lanza que tenia un pie levantado, al lado habia un panda rojo y parecía estar atacando a un monstro draconiano fiero, me la quede mirando largo rato cuando me vino el pensamiento de Abu, le mandaría un mensaje y seria.
“Abu, te mando la dirección del templo en el cual estoy , estaré unos tres años y partiré a mis tierras, me quedare a estudiar, también tengo una casa donde está mi compañero Urusangal, ya te hablare de él, solo te diré que por la raza que es no lo dejan entrar en el templo. Cuando puedas vente así charlamos por los viejos tiempos, te extraña Qwon Pan Do”.
La noche seguía a pesar de lo que hiciera y vi que habia pasado poco tiempo y que todavía faltaba hora y media para que me despertaran para los rezos, así que volví a mi habitación y me recosté, me dormí al instante. Lo primero que hice al sonar la primera llamada a los rezos fue revisar el piso, estaba todo en estado, tendí la cama y me vestí y cuando salí de mi cuarto vi a Shiro prendiendo unos palos aromáticos a su estatuilla pequeña de un humano sobre un león. Yo por mi lado tome algo de agua y me desperecé con algo de yoga estirando mi cuerpo haciendo armonizar mis chacras que los muy hijos de su buena madre se movían como si estuviera haciendo equilibrio con siete bolas. Paso los rezos y luego llegó la hora de comer, allí solo me dedique a escuchar lo que decían los otros, apenas hablaba y de allí directamente al colegio. El día fue común solo con el echo de que Urusangal estaba en un curso superior al mío, fue en el primer receso que escuche la historia que hablaba de pequeñas criaturas que salían del agua que solían visitar a la gente de noche, decían que al parecer solo estaban al lado tuyo mientras soñabas y antes de despertar desaparecían rápidamente, ya tendría que averiguar sobre ellas. El resto de las clases pasaron común, yo medio aislado en mi mismo, pero no completamente hasta la hora de las clases en el templo.
No puedo contar la clase que se dieran ese día ya que pertenecían a las cosas que no debería contar. Luego de ellas me fui directamente a mi cuarto junto con mi hermano mayor, merendamos algo, el se puso a meditar, yo fui a mi cuarto a dormir, y soñé. Estaba en Pan Do, en mi templo, era un día común, clases de caligrafía especialmente difíciles, luego de ello el revisar unos rollos con algunas hierbas y sus propiedades cuando. Caminaba por la ciudad viendo y observando a todos, como registrándolo, como si todos mis conocidos pasaran en frente de mis ojos, hasta el que todo lo veía habia decidido visitar la ciudad. Yo me dirigí después de este recuento de gente a mi plaza favorita a descansar cuando tuve unas extrañas sensaciones, casi indescriptibles, un dolor en mi brazo, pero algo me hizo como atrapar a alguien invisible, que trato de irse, trate de despertar y no podía, así que concentre mi ki. Al despertarme vi a una criatura baja, cabezona de color gris que habia clavado algo en mi brazo y a otras dos que me apuntaban con unas bolas, estaba en mi habitación, todo ocurría muy rápido.
- Malditos hijos de.....- Grite muy fuerte.
Invoque a las diez palmas de los ancestros, pero estos comenzaron a moverse tirando de mi habitación una lámpara saltando directamente a la pared desapareciendo. Mi hermano entro alarmado viendo los destrozos que habia echo, mire a mi perro y dormía profundamente.
- ¡Que paso acá!.- Me pregunto
- Los enanos grises estuvieron aquí, me estaban haciendo algo mientras soñaba, pero me desperté, pero al verme despierto saltaron a las paredes y desaparecieron.
- ¿Es la primera vez que los ves?
- Me parece que los vi antes.
- ¡Recorda!.- Dijo deforma imperativa.
- No estoy seguro, dije que me parece.
- Debemos ir y contarle lo visto a los maestros.
Nos vestimos rápido, me puse en el bolsillo el aparato que tuviera clavado en el brazo y alce a mi perrito y nos dirigimos a la sala de los maestros. La audiencia no se hizo esperar.
Luego de que me interrogaran del sueño, que creía que era un recuerdo y de lo ocurrido al despertar nos hicieron salir, luego vi que a la sala donde ellos estaban entraron mas y hasta el Gran Maestro. Al salir el gran maestro, este me acaricio la cabeza ya que estaba sentado en el suelo y me dijo.
- Hoy tomaras unas clases extras, te las daré yo, será sobre una meditación para antes de dormir y unas palabras secretas que te servirán por si tienes algún otro encuentro o sensación rara.
- ¿Que eran esas cosas?
- Eran los sirvientes de los draconianos que nos atacaran hace ya un año, están interesados en ti, pero no te preocupes, si haces lo que te digo te ira todo bien.
Pase el resto del día en una clase secreta solo con el maestro, solo diré que en esa clase aprendí lo que otros aprendieran en muchos meses.